Aquellas palabras que una vez escuché siguen sonando en mi cabeza: “Durante los inviernos más fríos, mi lealtad será la fe con mi destino”.

 

Mi nombre es Karren, habitante del planeta La Orbe y a lo largo de nuestra historia hemos tenido innumerables guerras, conflictos internos, sacrificios... y pérdidas. Pero jamás nada parecido a lo que ocurrió cuando llegaron ellos.

 

Más allá de las estrellas y de los planetas conocidos, una raza de seres humanos, similar a la nuestra, cubrieron de sombras todo nuestro mundo con la llegada de sus enormes naves. No hubo diálogo ni síntomas de paz, sus actos fueron contundentes, sus ejércitos tomaron ciudades, esclavizaron a toda nuestra gente a trabajos forzados; y los que no servían para ese propósito, fueron llevados a instalaciones carcelarias, altamente vigiladas donde jamás se volvió a saber nada de ellos.

 

Los orbitas que lograron escapar y sobrevivir se dividieron en dos grupos: los que optaron por esconderse se dedican al saqueo y al pillaje, sin escrúpulos hacia ambos bandos con tal de seguir respirando un día más. El otro grupo de orbitas, del que yo formo parte junto a mi hermana Giselle, es La Resistencia; un grupo reducido que lucha por recuperar el control de nuestro planeta y lo que en un principio comenzó como una molestia para los invasores, acabó poco a poco, siendo una seria amenaza para ellos.

 

Apenas sabemos nada del enemigo y sus verdaderos motivos para actuar de esta forma, salvo que se denominan así mismos como terrícolas procedentes de un tal planeta llamado La Tierra. Un lugar que ahora está destrozado y abandonado debido a la ambición y la corrupción de sus habitantes.

 

Ha llegado el momento de seguir luchando. Por no limitarnos a esperar a que nos capturen y nos sometan; por no dejar que el miedo nos paralice y que nuestros temores sean las únicas herencias para nuestros hijos y descendientes; por todo ello y por una esperanza de futuro... ¡los invasores deben morir!